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Este libro es la carta que el apóstol Santiago escribió a los creyentes judíos dispersos entre las naciones. En aquel tiempo, los cristianos atravesaban dificultades. Incluso las autoridades los perseguían. El Espíritu Santo de Dios inspiró al apóstol Santiago con estas instrucciones, que él plasmó por escrito, para infundir valor y perseverancia a los creyentes en el camino de la verdad de Dios.
Este libro ofrece varios consejos a todos los creyentes. Nos enseña que pronunciar el nombre de Dios con nuestros labios y guardar sus mandamientos son dos cosas distintas. Tener fe no significa nada si no va acompañada del cumplimiento de los mandamientos de Dios. Este libro enseña que la fe y las buenas obras van de la mano. No pueden separarse.
Este libro nos aconseja sobre cómo debemos comportarnos en la fe. No debemos discriminar entre las personas. Nos exige ayudarnos, respetarnos y amarnos mutuamente. Nos exige ser prudentes y no usar malas palabras; perseverar en las pruebas y no ser orgullosos. No debemos amar al mundo y debemos confiar en Dios en todo.
Que Dios nos ayude a todos a guardar estos mandamientos como debemos. Amén
